CAPILLA SEASHORE, de Vector Architects, en Beidaihe (Qinhuangdao), China, 2015
¡Hola de nuevo!
¿Cómo va esa vuelta a la rutina? ¡Qué rápido se está pasando el verano este año! A mí al menos me está costando asimilar eso de que anochezca cada vez antes y por la mañana al levantar la persiana estemos aún en penumbra…Pero bueno, no queda otra que ir acostumbrándose..jeje.
Para hacer más llevadera esta transición siempre es bueno ver un poco de arquitectura 😜 Así que por eso hoy os quiero enseñar esta capilla, situada en China, y que a mí me recuerda mucho a algunos de los recursos empleados por Le Corbusier en Ronchamp.
La idea de partida de los arquitectos era la de un barco que habría quedado a la deriva mucho tiempo atrás, y que al retroceder el mar con el paso de los años, habría emergido a la superficie, quedando como una estructura vacía y abandonada en la playa.
El proyecto de la capilla comienza desde su exterior, con el camino de 30 metros de longitud que conduce en línea recta al espectador hacia el acceso.
Frente a esa línea y partiendo la escalera en dos, se abre una brecha de 60 cm. de anchura, a través de la cual, a medida que el espectador se acerca, puede ver directamente, al fondo, el océano, gracias a la elevación del edificio sobre el nivel del suelo.
Esta visión lejana es la antesala a la imagen que podrá disfrutar una vez dentro de la capilla, cuyo espacio se organiza verticalmente:
– En primer lugar, el espacio que queda cubierto bajo ésta, al aire libre, sirve de lugar de descanso y sombra para la gente de la playa y, al mismo tiempo, como lugar de desconexión y religiosidad más informal. Al subir la marea, el agua conquista el lugar, reforzando la idea de barco a la deriva.
– Por otro lado, en la planta elevada, de 10 m. de altura interior, las vistas se orientan exclusivamente hacia el océano, tanto en el espacio principal, como en la pequeña estancia de meditación situada en voladizo en la fachada norte, que con su pared curva se abre hacia el mar. Esa posición elevada hace además que la presencia del océano parezca más cercana.
Dentro de este espacio se distingue un altillo desde el que poder tener una perspectiva diferente.
En la capilla huecos son limitados, y casi siempre protegidos para evitar la entrada de luz directa y excesiva, consiguiendo una iluminación difusa. Únicamente existe una ventana de tamaño considerable, de 2,70 m. de altura, orientada hacia el este, que enmarca la vista al mar.
Las demás son huecos estrechos y bañan las paredes interiores de luz de forma suave. Destaca la iluminación que se introduce a través de la cubierta, al curvarse ésta sin llegar a contactar con el plano inclinado a dos aguas, dejando un espacio de separación de unos 30 cm. En los meses de primavera, otoño e invierno, al mediodía, cuando el sol está en su punto más alto, la luz se proyecta directamente sobre la pared hacia el norte, generando un efecto de luz vívida. Durante el breve lapso de tiempo que dura ese efecto, la textura de la pared de estuco color blanco se acentúa.
En lo que respecta a los dos planos inclinados que forman la cubierta triangular, éstos aparecen divididos en dos partes, diferenciando entre el espacio religioso y el espacio de acceso.
En lo relativo a la ventilación, el proyecto contempla una ventilación totalmente natural e integrada en el edificio. Para ello, y para mantener una imagen exterior uniforme y continua, todas las ventanas están ocultas entre la cobertura principal y una serie de piezas conectadas en paralelo.
La imagen de la capilla es totalmente blanca y geométrica, únicamente contrastando el color marrón de la madera de puertas, marcos de carpinterías, mobiliario y pavimento. Los únicos símbolos religiosos son: la pequeña campana, situada sobre el porche de acceso, y dos cruces, ambas de carácter minimalista, situadas una en el exterior y otra en el interior con iluminación indirecta.
En la capilla Seashore no solamente se realizan actividades religiosas, sino otros múltiples eventos sociales y culturales, al mismo tiempo que proporciona espacios espirituales frente al mar, donde la gente puede frenar por un momento su ritmo de vida, disfrutar de la naturaleza y hacer un poco de introspección.
¿Qué os ha parecido? Al menos muy diferente a las capillas a las que estamos acostumbrados, ¿no? Aunque sin duda, cualquier espacio desde el que se pueda disfrutar de vistas al mar, invita a relajarse y a conectar con uno mismo.
¡Pronto más y, si se puede, mejor!😍
FUENTE:
FOTOS:
Chen Hao
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