LOS TERRENOS, de Tatiana Bilbao, en San Pedro Garza García (México), 2016
¡Hola de nuevo!
Os tenía un poco abandonados por aquí…pero ahora que el verano (y sus mil planes apetecibles) nos ha abandonado, seguro que cogemos el ritmo otra vez poco a poco para publicar con un poquito más de frecuencia 😉
Hoy os quiero contar una nueva idea que he tenido a raíz de una encuesta sobre arquitectAs que recibí en mi correo electrónico.
Hace un par de meses recibí un email de una chica que estaba realizando un estudio sobre el papel de las mujeres en la profesión, y adjuntaba una encuesta a través de la cual ella extraería sus conclusiones sobre ello. A medida que iba respondiendo a sus preguntas todo me parecía dentro de la normalidad hasta que llegaron una serie de preguntas en las cuales se pedía mencionar el nombre de varias arquitectas asturianas, después españolas, y finalmente arquitectas internacionales. En ese momento me di cuenta de que apenas conocía nombres de arquitectas, sí conocía muchos de arquitectos, pero muy pocos de mujeres; y algunas de las que conocía iban además en muchos casos vinculados a los de un hombre (Nieto y Sobejano, Creus e Carrasco…).
Por este motivo me propuse como reto personal interesarme especialmente por conocer el trabajo de más compañeras de profesión, sin dejar por ello de interesarme por proyectos de mis compañeros. Simplemente hacer ese pequeño esfuerzo de buscar proyectos hechos por mujeres.
Así que dentro de ese propósito personal, intentaré que en los meses que quedan de este año 2018 todos los proyectos que os pueda enseñar por aquí sean de mujeres, o al menos la mayoría de ellos.
Comenzamos hoy con esta vivienda diseñada por la arquitecta mexicana Tatiana Bilbao, situada en San Pedro Garza García (México).
Si algo caracteriza a la arquitecta es su alta preocupación por la sostenibilidad y la adaptación y respeto hacia el entorno de sus obras; así como por la utilización de técnicas tradicionales y materiales naturales, que creen sensaciones por sí mismos, huyendo del exceso de ornamento.
Los Terrenos (así se llama este proyecto), se sitúa en una zona residencial próxima al lado suroeste de Monterrey, en una zona boscosa de las tierras altas. Los principales condicionantes del proyecto fueron la abundante vegetación, la pendiente del terreno, y la parcela objeto de actuación, de forma irregular pero de gran extensión. También el programa, destinado a vivienda de vacaciones, marcó en gran medida el planteamiento adoptado para el diseño.
La estrategia a seguir, de acuerdo al estilo sostenible y respetuoso con el medio de Tatiana Bilbao, respondía a la idea de que la construcción imitase a la flora y la fauna del lugar, tratando de que su presencia pasase prácticamente inadvertida.
Por este motivo, la primera decisión del proyecto consistió en establecer un cuadrado base imaginario, situando en sus esquinas cada una de las construcciones en que se divide el programa, concibiéndose éstas como elementos independientes desde el punto de vista tanto funcional como visual. En el centro de dicho cuadrado se sitúa la piscina, de forma orgánica, que quedará protegida por la vegetación y la arquitectura.
De acuerdo a lo anterior, se distinguen DOS PABELLONES que acogen usos diferenciados.
1- El de mayor tamaño, vinculado al acceso principal de la parcela y al camino rodado, acoge la parte más pública del programa, consistente en la zona de trabajo, estar y cocina. En lo que respecta a la organización interna de este pabellón, podemos distinguir dos elementos principales en planta:
– un núcleo central que comprende las distintas estancias,
– y una envolvente continua, transparente desde el interior, que permite la libre circulación dentro del edificio, así como la visión permanente de la exuberante vegetación que rodea la vivienda. Esta envolvente es como un espejo hacia el exterior, adoptando la imagen del bosque que la rodea.
Por su parte, la cubierta, a dos aguas, es asimétrica y sus faldones se materializan de forma muy diferente; mientras que el faldón de la cubierta de menor tamaño es transparente como la piel perimetral, el faldón de mayor tamaño es opaco, como el resto de los muros. Estos muros ciegos se componen de una estructura cerámica o “enrejado”, una celosía que permite distintos grados de opacidad al rellenarse o no sus huecos intermedios con tierra.
2- El segundo pabellón está destinado a albergar los dormitorios, y se sitúa en la esquina opuesta del cuadrado base con una planta en forma de L, de tal manera que cada habitación tenga una orientación distinta para garantizar la intimidad y las vistas al paisaje en cada una de ellas.
Gracias a la disposición de cada uno de los volúmenes, las habitaciones se abren hacia la naturaleza, consiguiendo que el usuario en todo momento tenga la sensación de encontrarse sólo en medio del bosque.
En este pabellón el pronunciado desnivel del terreno hizo necesario que éste fuese construido con arcilla y tierra apisonada semienterrado en el terreno y también que se prescindiese de la piel de vidrio que sí poseía el anterior pabellón. Esta pendiente se hace también evidente en el interior de las habitaciones, que se construyen a base de plataformas de madera escalonadas, empleando el espacio hueco inferior para almacenamiento.
Si algo ha logrado la arquitecta es que el edificio se mimetice con su entorno gracias a la acertada elección de materiales. Por un lado, la piel de vidrio espejado hacia el exterior refleja los árboles que rodean la casa, haciendo que ésta parezca una extensión del propio bosque. Por otro lado, los muros estructurales cerámicos en celosía, rellenos de barro, aportan una textura heterogénea y cálida a los interiores, mientras que los pavimentos de terracota y los muros de piedra contribuyen también a garantizar una transición progresiva entre el selvático exterior y el interior de la vivienda.
Esta celosía además hace de vínculo entre las diferentes áreas del programa, al haber sido diseñada para adaptarse a las diferentes conexiones espaciales y posibilidades estructurales. De este modo, funciona como puerta sólida y permeable, división de pantalla y pared estructural, y como una pared semiabierta que permite la ventilación y la luz solar hacia los espacios interiores.
Además de estos materiales naturales, en el interior se incorporan otros como la madera, que reviste suelos y techos.
El proyecto contempla la futura construcción de un tercer volumen que, en este caso, estará elevado sobre los árboles, pero sin superar nunca el cuadrado central que rige la organización en planta.
Y hasta aquí por hoy. Espero que os haya gustado y poder pronto ofreceros nuevos proyectos de otras compañeras de profesión.
¡Buena semana!
FUENTE:
FOTOS:
Rory Gardiner
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